sábado, 26 de diciembre de 2009

El gran día

Para nosotros y hasta el momento el Yelmo ha significado todo un reto. Debemos recordar que no tenemos un nivel excepcionalmente alto, yo más bien diría bajo, pero es ahora y sobre todo a raíz de haber subido el Yelmo cuando tenemos la moral más subida y, personalmente, me veo capaz de todo (dentro de los propios límites que establece la experiencia).
El Yelmo ha sido para nosotros un risco mitificado, algo tiene que nos atrae a sus líneas de escalada pero que llegado el momento de iniciar una de sus vías, no escupe.
La primera vez que subimos al Yelmo fue en un curso de escalada. En realidad no lo subimos, pero al menos estuvimos en su pradera y pudimos apreciar la grandiosidad de esa gran mole de piedra. Ahí empezó todo:
-David, esto hay que subirlo.

No recuerdo muy bien cuanto tiempo pasó pero, entre pitos y flautas, quizá 2, 3 años. Queríamos ir ganando experiencia en adherencia y fuimos apretando poco a poco y en deportiva: la Placa del Kanalla (excelente placa para los que no tienen ni puta idea, se pasa un día estupendo y les entra ganas de volver), la Placa del Emilio (con vías algo más complicadillas pero asequibles, algunas con entradas peleonas, pero que aun te sigue picando más y más), las Placas del Halcón (un lugar para hacer escalada de varios largos, sencilla y divertida). Cuando ya teníamos trilladillas estas placas, un verano decidimos tirar al Yelmo. Nosotros que teníamos algo de material para clásica, pero casi nada, decidimos tirar por la Ignatius. Un Vº equipado con químicos tiene buena pinta para dos que no tienen mucha idea pero sí muchas ganas.
Lo comentamos en nuestra facultades y se apuntaron a la "hazaña" dos compis: Andrea y Carlos. Decidimos subir a vivaquear, que yo nunca lo había hecho, y por la mañana escalar. Fue una noche maravillosa, en la que se respiraba la tranquilidad propia de la pradera. Dormimos no especialmente bien, pero algo se pudo hacer, sobre todo porque no elegimos una hora mejor para subir que a las 16.00 horas de un día de agosto...en fin...
Al día siguiente nos dormimos...nos levantamos tarde y entre que desayunábamos y no se nos hicieron, creo recordar, que las 11 de la mañana o las 12...la cosa se estaba empezando a salir de lo que teníamos pensado.
Nos preparamos Andrea, David y yo para subir. Carlos se queda abajo porque no tenemos material para él...de todas maneras no se queda sólo mucho rato. David hace el primer largo y llega a la reunión. Le sigue Andrea y por último yo. Está decidido y quiere comerse el 2º largo también. Empiezan las chapas a alejarse un poquillo...no estamos acostumbrados...para más inri no nos fiamos de nuestros gatos, resbalan de la ostia (por aquel entonces llevabamos la FSQuatro de Boreal...). No digo yo que no fuese por la postura, que no teníamos depurada, pero desde luego la suela era una mierda. Entre unas cosas y otras, decidimos que aun no estamos listos para plantarnos en la cima y que nos tenemos que ir y dejarlo para otra vez...Nos vamos hundidos de moral, pero com una lección de humildad y de saber reconocer las cosas.
Ese mismo día conocemos a dos hombres, muy majos ellos, que ayudaron a Carlos y David porque se habían metido a bodigueros. No sé muy bien qué les pasó, pero les ayudaron a bajar (ese no era nuestro día, estaba claro). Estuvieron hablando un rato con ellos y entonces llegué yo de comer. David me dijo que tenían un grupo de escalada y que por lo visto daban cursos de escalada gratis. Me acerqué y me puse a hablar con ellos. Resulta que pertenecían a un grupo de montañeros de un foro donde los experimentados, por así decirlo, enseñaban a los novatos. El foro era el de los SpanishLagartijos y acababa de conocer a Vicente (CapitánTrueno) y Javi (ElfoSilencioso), dos de los más experimentados del grupo.
Con ellos salimos a hacer alguna escalada: PeñaSirio (donde realicé mi primer rapel volado y mi primer destrepe) y en las Placas del Halcón.
Seguimos nuestro entrenamiento en paredes de varios largos en La Tortuga. Risco muy fácil y ameno.
De ahí, en este año 2009, el día 13 de noviembre decidimos que esta es la nuestra. Vamos a vencer al temible Yelmo por una vía fácil, con historia y muy muy bonita: la Paco Hermosilla.
Para esta escalada quedamos prontito, a eso de las 8.30 y tiramos pa'riba. Tardamos una hora y media en subir, algo que estaba dentro de lo previsto. Ah! Este día también se viene Andrea.
Llegamos a pie de via y nos preparamos
Como de costumbre, porque dice que se siente mejor si lo hace, David hace el primer largo...¡¡qué diedro más bonito!!...y con él viene la primera caída en los 6 años que llevamos escalando. Nunca nos habíamos caído yendo de 1º de cordada y quizá sea por eso que nuestro nivel no sea el que corresponde, a mi modo de ver, con el tiempo que llevamos en este deporte.
No pasa nada, se recupera de la caída que lo único que le ha provocado es un dolorcillo en el culo, nada que no venza la motivación. Llega hasta la chimenea y, como mucha más gente, no entra. El problema es que ha protegido la chimenea con friends y se debe descolgar de ellos para volver a una reunión que no debería estar ahí pero que está. Subimos Andrea y yo a esa reu y desde ahí David termina lo que en principio era el primer largo, pero se tiene que salir a placa, se monta encima del gendarme
Cuando consigue alcanzar la 2ª reunión para nosotros (la 1ª en las guías) subimos Andrea y yo. Hay que decir que estos dos primeros largos le costaron bastante a Andrea que los llegó a calificar como los más difíciles de la vía, cuando los más complicados, al menos desde el punto de vista del grado, son los dos últimos (el último con un pasito de 6a muy divertido). Pese a ello no se quejó en ningún momento y subió despacio pero constante.
El tercer largo, el más fácil, me toca a mi
La placa Peciñas le toca a David. Se nota el grado porque empina más pero sigue siendo, a mi ver, una placa facililla pero con componente psicológico para el que no venga preparado de casa (nosotros ya sabíamos lo que había y quizá por eso no nos pareció tanto). El último largo me toca a mi. Fue un largo excitante, que creo que junto con la salida a placa (y el diedro, claro) son los más divertidos de toda la vía. A nosotros nos gusta usar los cacharros aunque no hagan excesiva falta...en este caso me los tenía que haber ahorrado...escalábamos en simple y entre un seguro y otro la cuerda hizo una Z...cuando llegué al paso de V+/6a (depende de la guía y del croquis que se consulte) la cuerda tiraba tanto de mi que pensé que me iba a caer. Pese a ello conseguí pasar y autoasegurarme con un par de friends antes de la chimeneita que da paso a la cima. Antes de so y para que pudiese seguir escalando David subió para quitarme el seguro cabrón que me estaba dando por culo. Después de eso, aquello era la gloria.
Llegué a cima, subió David y como el larguito se las traia un poco decidió rapelar para ayudar a Andrea (que tiene un nivel algo más bajo). Luego resultó que a la chica nole resultó tan complicado como los dos primeros largos...pero agradeció la ayuda de David, jeje.
Habíamos tardado una eternidad en subir la vía (si no recuerdo mal tardamos el escalofriante/avergonzante tiempo de 5 horas.............sin comentarios al respecto por favor). Esto resultó ser un problema porque el sol se estaba yendo, lo que significaban dos problemas: noche y frío. Para lo 2º estábamos algo preparados pero para lo 1º...los frontales estaban abajo... Nos hicimos la deseanda foto en la cima...al fin lo hemos hecho, hemos subido el Yelmo. Esto que para otros es una gilipollez, para nosotros significó un gran reto, una desmitificaión de la pared, pero no por ello una pérdida de respeto.
Al final decidimos bajar por la norte, que me habían recomendado en el foro...no encontramos el sitio exacto por el que bajar...Vamos hacia la Valentina, que quería evitar porque Andrea no había destrepado nunca y porque no sabíamos muy bien el camino. Al final empezamos a destrepar por aquí, con prisa y frio y encordados en busca de una reunión para rapelar. De no haberla encontrado seguro que hubiésemos llegado abajo en menos tiempo, porque ya veíamos el camino de bajada. Pero no; encontramos una reunión y montamos rapel. ¡¡Qué casualidad!! Esa reunión pertenecía a la Ignatius...la vía que abandonamos. Bajé yo primero hasta una reunión que había más abajo para hacer un 2º rapel. Bajaron y cuando intentamos tirar de la cuerda (la correcta) se había atrancado en no sé dónde...al parecer al Yelmo no le había gustado eso de que lo subiésemos al fin...David subió con el reverso para ver qué coño pasaba. A todo esto unos chicos se fijaron en nosotros y nos preguntaban si teníamos problemas hasta el punto de prepararse para subir a ayudarnos.
David nos dijo que no pasaba nada, que la cuerda no se había atrancado en ningún lugar, que aquello no tenía explicación. Sí, era el Yelmo...estoy seguro.
Al final conseguimos bajar sanos y salvos (lo más importante). Para bajar hasta el parking nos esperaron y acompañaron los chicos que casi suben por nosotros. La verdad es que fueron una gran ayuda, porque no sé si nos hubiésemos despistado.
Moraleja: en otoño/invierno llega a anochecer antes de las 6...organiza el tiempo, marcaté una hora límite en la pared y si llega esa hora, bajaté. Aunque estés a un largo de conseguir tu objetivo: la pared no se va a mover; sube un frontal...si te encabezonas en arriesgarte (algo que pasa a menudo) al menos tendrás luz. Pese a todo, disfruta de tu reto y recuerda que todos se pueden batir.


2 comentarios:

CGI MANAGEMENT dijo...

Cómo me gustaría algún día formar parte de alguna de estas historias tan bonitas y que os han hecho tan felices y han significado tanto para vosotros.

Un beso, escaladores.

David&Jose dijo...

...no estamos solos...las dos formais parte de esto...