lunes, 24 de mayo de 2010

El Pico de la Miel. La Cabrera.

Como ya habeis leido, y podeis volver a hacer bajando un poco la rudecita del ratón, hace un par de semanas o así estuvimos en el Pico de la Miel, conocido pico de la Sierra de La Cabrera. Entonces, por unas cosas y por otras llegados a una reunión tuvimos que tomar la decisión de rapelar y escalar de la pared. El caso es que esas cosas siempre quedan en la memoria y en el corazoncito de uno y decidimos volver a intentar hacernos con su cima. Para ser más exactos sólo dos volvimos con ese fin (David y yo), porque el tercero en discordia (Álvaro) volvía para repetir a dos días de la operación de rodilla que le tenían que practicar.

El caso es que esta vez nos lo montamos más a la antigua y más a lo aventurero y decidimos ir allí la tarde del viernes para dormir y escalar por la mañana temprano, intentando evitar con ello las romerías que se montan en la vía en cuestión. La vía elegida fue el Espolón Manolín para resarcirnos de la vez anterior. Es una vía de Vº grado, a lo sumo V+ dependiendo de la variable que se escoja para salvar el muro y de lo habituados que estemos a la adherencia para salvar un pasito en el tercer largo.

El caso es que llegamos allí sobre las 19.30-20.00 y nos pusimos a subir el empinado caminito de todos conocidos, y que todos conocereis si no habeis ido nunca y pensais ir.
No recuerdo la hora a la que llegamos al pie de la via del día siguiente pero lo primero era buscar un buen sitio donde pasar la noche. Después de dar una vuelta decidimos quedarnos solo con un sitio para dormir...jeje. Una vez que lo encontramos y dejamos las mochilas miramos al pico y dijimos...habrá que hacer algo, ¿no?
-Oye, vamos a meternos en la Ezequiel que es facilona y así hacemos algo.

La primera idea era la de hacer un par de largos y bajar a cenar, pero tal y como fuimos pertrechados, frontales incluidos, decidimos en la tercera reunión tirar y salir por arriba.
Lo cierto es que cuando Álvaro vio el largo que le esperaba tuvo unos minutos de duda (no más de 2) que acabaron cuando David dijo:
-Bueno, viendo que no te atreves ya lo hago yo anda.
...evidentemente con el orgullo herido no se duerme bien, asi que lo que pasó es que Álvaro pidió le material y tiró pa'riba...
y para resarcirse bien decidió, al no encontrar reunión, empalmar dos largos, montando reu a un largo del final. Era un largo divertido en el que no tuvo en cuenta la trenza que hacía la cuerda...algo que hizo que David y yo estuviesemos pasando por debajo y por arriba de la cuerda del otro todo el rato...pero estuvo divertido.

David se encargo del último largo avisándonos de que había una especie de serpiente de "dos falanges de largo" bajando la piedra mordiendo la roca y tanteando con la cola dónde dar el siguiente mordisco...no hay foto, pero hubiese estado increible...

Por fin tras 5-10min. Álvaro y yo estábamos subiendo a la última reu. Cuando estabamos todos listos y con las cuerdas recogidas tiramos en la trepadita para encontrarnos con la mole de hormigón que nos indicaba que habíamos conseguido nuestro objetivo.
Para el que no acierte a verlo, la hora que pone en el reloj es 12.44

Con la satisfacción en la cabeza, y un ligero dolor de pies, empezamos a descender por el callejón hacia las mochilas para reponer fuerzas con una buena cena: (de primero unos fideos chinos)
(de segundo un redonde de pavo con un huevo cocido dentro vuelta y vuelta en la sartén):
(y de tercero, para dormir calentitos, una fabadita...mmm...):
...y a intentar dormir lo más que se pudiese.

A la mañana siguiente nos depertamos con ese sonido tan placentero: el ruido del cacharreo que a todos nos gusta. Fui yo el primero sentarme en la piedra donde dormimos y en empezar a dar la barrila a los demás...todos estábamos igual: medio despiertos y medio dormidos, es decir, igual que habíamos pasado la noche.

A las 09.00 de la mañana cuando alguno segía dentro del saco vimos que alguien subia, alguien que podía ser el hombre al que esperábamos...esperamos a que parase del todo...se quitó la mochila...sacó algo de ella...y de repente el movil de Álvaro sonó. No había duda, era Jacobo (o Jatuma como se hace llamar en los lagartijos) que el día anterior nos dijo que se acercaba y escalaba con nosotros. Entre el desayuno y demás David y yo estábamos al pie de la via elegida a las 09.45 o así. Fue mala suerte que justo antes de empezar nosotros hubo empezado otra cordada y nos tocaba ir por detrás. Esto hizo que en lugar de empalmar los dos primeros largos para ganar algo de tiempo, decidiésemos hacer reunión y hacer los largos como vienen en el croquis para no liar más las cosas. Luego resultó que uno de los chicos de la cordada de delante se hizo una raja en el dedo y no podía seguir trepando, así que tuvieron que abandonar la vía.

Con ello nos quedaba la vía, a partir del 4º largo, solita para nosotros. Estupendo. Había llegado el punto donde la vez anterior me bloqueé. El Muro. Esta vez no iba a pasar. Y no pasó. Tras un rato escalando un largo fácil y bonito me vi montando reunión e izando a mi compi.

Vistas desde la 4ª reunión de la presa del Atazar

Ya sólo quedaban dos largos para salir por arriba. A todo esto, Álvaro y Jatuma estaban haciendo una via graduada como 6a+ (creo) con unas fisuras superchulas. La vía discurría más o menos a nuestro lado y de vez en cuando nos saludábamos y nos veíamos.
Como ya nos dolían los pies a los dos, David decidió no hacer reunión donde le tocaba y tirar hasta el final de una sola tirada.
Con ello, y tras un descansito para beber un poco de agua trepamos lo poquito que quedaba llegando al poste cimero un par de minutejos antes que nuestros compis.

La Sierra de la Cabrera desde la cima del Pico de la Miel(da)

Después de un ratito allí bajamos por el mismo sitio
...recogimos todo y, muy agradecimos por ello, Jacobo nos acercó a Plaza Castilla, evitando así tener que coger el autobús.

Conclusión: la salida fue de las mejores que he hecho hasta el momento teniendo de todo. No dudaría repetirla, pero eso sí, al menos con los mismos compañeros.

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